"PONTELO, PONSELO"

Lo de este Papa clama al cielo. En vísperas de la Semana Santa, el Ratzi se nos ha ido a Camerún, pero no para buscar autógrafos de Samuel Eto´o o Roger Milla sino para soltarnos una de las perlas a las que habitualmente nos tiene acostumbrados este bull dog de la moral y la fe cristiana.

Vaya por delante que no tengo absolutamente nada en contra de la iglesia (salvo cuando meten la pata) y que algunos de sus representantes (léase misioner@s y gente comprometida de verdad) me merecen todo el respeto del mundo. Pero el máximo jefe de la Iglesia no se puede ir al continente más afectado por el SIDA, casi ¡¡¡23 millones de personas!!! Y soltar alegremente por esa boquita que “el preservativo aumenta el problema del Sida”.

Yo no sé qué pensarán ustedes, pero a mí, además de una estupidez sin precedentes, me parece incluso un delito contra la salud pública. Se ve que a Joe Ratzinger se la trae al fresco las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de médicos de medio mundo y reduce la solución para la pandemia del SIDA al remedio de San Cucufato, recomendándonos atarnos no solo ya la parte testicular sino la tercera parte en discordia del aparato gonadal. Yo alucino en colores.

Este tipo no sabe el daño que está haciendo o, lo que es peor, si lo sabe le da igual. Se ve que Ratzi prefiere 23 millones de enfermos de Sida pero cristianos a 700 millones sanos que pasen de él y de sus estúpidos postulados. Siempre he dicho que las religiones no son malas, lo que estropea el invento son los tipos que las interpretan y las representan. El problema de esta iglesia es que intenta inculcar sus postulados no solo a sus adeptos, sino a todo bicho viviente. Comprendo que si usted está integrado en una organización tenga que aceptar sus reglas pero a mí, como a otros muchos millones de personas en el mundo, no me venda usted esas memeces, Santo Pater. Si usted cree que la solución al Sida es no copular seguramente también comprenderá que la gente no vaya a misa en invierno, porque si no sale de su casa para ir a la iglesia evitará un resfriado. Existe una diferencia brutal entre lo ético y lo verdaderamente real. Nietzsche, en su obra “El Anticristo”, cuya lectura recomiendo a Ratzi, opina que la Iglesia tiene la culpa de la degradación de la raza humana, por el excesivo proteccionismo a los desvalidos. Opina el filósofo que la naturaleza no permite leones ciegos, cojos o minusválidos y que estos mueren en aras de una mejora de la especia. Este postulado, que evolutivamente es cierto, desde el punto de vista ético es una barbaridad como una catedral, pues no sugiere otra cosa que dejar a su aire a todo el que nazca con taras, porque si se muere le está haciendo un favor a la humanidad.

Lo peor de todo esto no son las palabras de los locos. Lo peor son los que recogen del viento esas palabras y las siguen. El Papa ha metido la pata hasta más de media sotana. Le pediría al Santo padre control en sus palabras, pero CONTROL es una marca de condones y lo mismo se ofende. A lo mejor lo que teme el Papa es que si se extendiera el uso del condón muchos de los están ahora en el planeta que interesan a la iglesia no habrían nacido. Se habrían perdido muchos pelotas, mucho fariseo y mucho individuo de doble moral, pero también se hubieran perdido mucho asesino, violador, terrorista y maltratador. La tercera parte que se evita que nazca con el uso del condón es la gente normal. Si meten ustedes estas tres partes en una coctelera y la agitan (pero suavemente, para que no parezca masturbación) sale el cóctel medio ambiental que sustenta a la iglesia: Falsos, Cabrones y Gente normal. Esto es lo que necesita la iglesia para funcionar, un mundo con buenos, malos y falsos. O sea, que a la Iglesia si le interesa que se folle, pero sin condón, para tener más materia prima para su negocio.

Y ya si usted coge el SIDA, amigo, mala suerte. Castigo de Dios. Acuéstese, Santo Padre.